13.10.09

Pensamientos de segunda mano. Pasos.




"¿Sabes? Hoy he pensado en ti. No sé explicarte por qué, pero mientras caminaba me preguntaba si tú hacías lo mismo. Menuda tontería. Oh... ha sido tanto el tiempo sin saber cómo te iba. Y qué decirte que no sepas ya. Sí, pensé en ti, mientras debería haber metido mi cabezota en otros asuntos urgentes. Nada, un momento de debilidad, ¿no lo tiene cualquiera? Mal de muchos. Muchos tontos ciegos como yo, que se ilusionan ante una hora de conversación profunda con alguien sonriente. Y yo que pensaba dedicarme a ser encantadora de serpientes... No, el veneno me puede, ¿qué quieres que te diga? Y seguro que ante esta pregunta retórica me responderías que nada, que no quieres nada de alguien que siempre llega tarde, de alguien que despista sus problemas y los diluye con pasiones. Alguien que sueña, metafóricamente hablando, con otro alguien que lo acepte como es, de una bendita vez. Bendita, digo, por no maldecir constantemente mi vida, que se basta ella sola para eso.

Me acordaba de ese día, ¿sabes... ? Aquél en el que me sonreías, no parabas de hacer bromas demasiado ocurrentes, exagerabas tus gestos hasta conseguir una carcajada, tomabas el pelo, aligerabas cosas de importancia, y todo para dar luego un buen consejo. Todos los tuyos me parecieron buenos entonces. Luego, te dabas la vuelta, venías hacia mí y decías "Que Dios te bendiga". Sin más. Lo cierto es que ya lo tenías todo ganado aquella tarde antes de volver a casa.

¿Qué queda ahora? Debí haberte visto venir. No es justo. Nada es suficientemente justo contigo. Justicia. La utopía sólo comparable a la Verdad absoluta. Tu verdad. Déjame decirte ahora, que ya todo lo que exprese poco puede importar, que sólo has podido ver tu verdad como algo cierto. Y te digo que eso no es justo. Precisamente te necesitaba más que a nadie, porque pensaba que sabías lo necesario para seguir a mi lado. ¿Me escuchaste alguna vez?

Y sí... sé que debí haber cogido ciertos buenos hábitos contigo. Pero sinceramente, pensaba que tú y yo no los necesitábamos, que bastaban las miradas cómplices para decirnos a qué velocidad latía nuestro pulso, en sintonía. No te reprocho nada, no te guardo el más mínimo rencor, y no pretendas que vuelva a ti. Para eso mis ojos se cansaron de seguir tus pasos.

Sólo quería decirte con todo esto... que hoy he vuelto a pensar en ti mientras caminaba sola.
Tan sola como siempre."

2 comentarios:

Zina Vasilache dijo...

Me encanta.Y la foto es de lo mejor, como toda la entrada en sí.

Sara Labalestra dijo...

Gracias, mi niña. Reconforta oírlo.