La imagen se pelea con la conciencia. La sonrisa contradice las pupilas, la boca exclama conjunciones vacías. El negro traspasa lo blanco, lo blanco ciega el azabache. El impacto golpea el cerebro, causando polución de vísceras que pretenden configurar belleza condensada. Y todo trae a la confusión totalmente inesperada e inocente. La certeza de que "esto no era así" nos saluda sonriente y amenazadora. La sensación de haber sido traicionados resulta tierna para muchos cínicos, mientras la estafa nos malogra despertando cierta ira, o despecho.
La decepción... venida de la incomprensión.
Las máscaras lo cubren todo. Jugamos con ellas cada día, sin percatarnos de que algunas se rompen solas. A veces detrás sólo hay una sonrisa tímida y reconfortante, alguien valiente que se creía la unidad más diminuta del universo, una carcajada de otro que no se atrevía a hablar, la mueca entrecortada de alguien demasiado sabio, una nariz con complejo, un puñado de pecas introvertidas, o... dientes afilados como cuchillos, labios fríos de aliento lúgubre, ópalos por mejillas, una expresión de odio, una sonrisa de medio lado con intenciones evidentes, un grito desesperado homenajeando al mismísimo Munch... los monstruos.
Lo que más impresiona es el sonido al romperse, transformando la superficie en meras cáscaras sin vida ni fin, sólo el de dejarnos ver otra verdad. Otra verdad, no La Verdad. Porque la máscara en sí forma parte (lo queramos o no) del conjunto total. El todo. La superficie y el fondo. El gran iceberg tan imposible de quebrar a veces, porque hay máscaras demasiado pegadas a la piel, esas que tienen un arma oculta; se han apoderado de los dueños como parásitos y pueden llegar a cortar su respiración en un descuido. Pobres almas en pena, decía Disney.
Pero muchas de ellas dejan ver los ojos...
Las llaves de las grietas, las únicas pistas perpétuas.
Quitémonos la máscara, respiremos, profundicemos.
Imagen: Happy Mask II by Kotie
5 comentarios:
(Gracias por el comentario de antemano)
Cortezas es lo que tenemos. Algunas personas se maquillan demasiado la personalidad. Florituras a parte, mostrar nuestra verdadera naturaleza puede llegar a ser peligroso; es por eso que sublimamos a través de la poesía... Atamos a la bestia con letras o carboncillo.
El nosotros podemos mostrarlo en clave artística para no volvernos locos.
La moral propia debería permitirnos dejar de ahogarnos tras la porcelana... En fin, remedios contra la presión, que después se rompen.
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(: Te quedó bien lindo, Neita.
Puede que la máscara cobre vida también, es a lo que iba, olvidarnos de lo que hay debajo no puede ser sano... Me ha encantado tu comentario.
¡Gracias!
Me ha gustado mucho tu entrada. De hecho me recuerda a un proyecto en el que llevo pensando desde hace 4 años y que algún día me gustaría que acabara resultando en un cortometraje o si no pudiera ser, en un relato (si bien al existir una trama, lo hace a su modo diferente). El tema de las mascaras y lo que hay tras ellas es algo que me ha obsesionado desde la adolescencia.
En resumen: que me ha gustado tu entrada ^^
P.D: ante el desconcierto de ver mi pseudonimo, soy Alfredo xD, y de paso te invito a que le des un vistazo a mi nuevo blog elrostroruso.blogspot.com
ya le he hechado un ojillo, aunque no he podido ver los cortos, la vida me puede... ya te he enlazado, que he visto mi blog en el tuyo. Gracias...
La gente se las pone, la gente se las quita.
A veces las intercambian, otras las manchan o las pierden.
Las máscaras no nos dejan ver el alma, los fantasmas del pasado sólo permanecen tras sus máscaras buscando el reposo en el olvido.
La memoria está pintada en tonos sobrios que contrastan con la purpurina y los momentos amargos suelen enmascararse con una sonrisa.
Las máscaras cubren las heridas, pero también ocultan los defectos
Ánimo con instituciones :)
Me ha encantado la entrada RuS
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